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2.2.  El misterio de la unidad en el Santo Sacrificio del Altar

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Después de llegar a estas primeras conclusiones, encontramos ahora una forma más adecuada para poder comprender la teoría geocéntrica, aunque en este caso desde otro punto de vista común entre la ciencia y la fe, por las cuales podemos resituar la Tierra como sistema de referencia (25). Este punto de referencia supone volver a interpretar de una manera correcta que éste es el verdadero modelo geocéntrico que deberíamos de aceptar como personas creyentes, sin renunciar al mismo tiempo a la razón. Para llegar a esta interpretación correcta, primero debemos de partir que cada meridiano de la Tierra le corresponden en números redondos 15 grados y que este valor equivale a 3.600 segundos. Si dividimos los segundos que tiene una hora entre los meridianos que tiene la Tierra obtenemos como resultado 150 segundos. Esto quiere decir que si dividimos de nuevo este tiempo en segundos entre los minutos que tiene una hora (60), obtenemos como resultado la fracción que representa en este caso al número que corresponde al factor común de la matriz universal 9 x 9 posiciones.

Teniendo en cuenta que a estos dividendos les hemos asignado una unidad concreta, como es en nuestro caso los segundos y minutos, en realidad lo que verdaderamente buscamos es que estos valores estén todos relacionados con un ciclo o periodo concreto. Es ahora el momento oportuno para detenernos a analizar de una forma particular la fracción que relacionamos en este caso con el factor común principal de la matriz universal 9 x 9 posiciones (2,5). En el caso que nos ocupa, es de obligado cumplimiento poner como botón de muestra el mal que ha ocasionado las modas a lo largo de los tiempos, que como sabemos son inherentes a su vez con las apetencias de cada una de las personas en particular. Un ejemplo claro que expondremos a continuación surge con las fuentes de estilo gráfico que se utilizan en la actualidad con los procesadores de texto. Este resulta ser un pequeño detalle que nos permite comprender por medio del siguiente ejemplo científico que expondremos ahora que, por estas tendencias del progreso se pueden llegar a perder los valores de la tradición. Esto puede hacer que choque con la lógica del hombre, aunque esta observación que acabamos de hacer se podrá comprender mejor con la siguiente parte práctica. Será en el siguiente ejemplo donde comprenderemos que el progreso mal entendido, suele ser una de las causas principales que desvirtúan la esencia de cualquier misterio. Como podemos observar en la siguiente representación, los displays nueve segmentos son unos dispositivos electrónicos que son tan simples y básicos que casi la totalidad de sus elementos están compuestos por siete líneas, un punto en el lado derecho superior y otro en su lado inferior que, dependiendo de los modelos y marcas de fabricación, sirven para marcar los millares y las fracciones. Estos dispositivos electrónicos fueron los primeros interfaces que sirvieron para que existiese una comunicación entre el hombre y su máquina informática en la era digital.

Representación 1.1. Display nueve segmentos.

Si quisiéramos iluminar los segmentos necesarios para poder representar esta fracción, visualizaríamos la siguiente representación.

Representación 1.2. Visualización del número 25 en dos displays.

En el momento que invirtamos esta representación gráfica podremos llegar a captar en parte que esta imagen guarda un mensaje encriptado con un profundo misterio.

Representación 1.3. Número 25 invertido en dos displays

Como podemos apreciar mejor en esta última representación, lo que se visualiza en estos dos displays es el perfil de un cáliz junto con una fracción de pan, es decir, la unión del Cuerpo y Sangre de Jesús. Después de valorar la belleza de este número tan especial, por el hecho de posicionarse en un lugar tan significativo, podremos dar por entendido que hemos extraído en este paso concreto todo lo bueno que puede contener el presente mensaje. A continuación, tendremos la ocasión de analizar si este mensaje tiene un sentido lógico-matemático, para ver si se trata de una mera coincidencia o por el contrario esta representación pudiera entrañar un verdadero misterio. De esta manera entraremos en un proceso de discernimiento científico, en el que podremos determinar si podemos aceptar o no como verdadero el presente misterio escondido en la ciencia de los números y la geometría.    

Tabla 3.1. Representación del número dos invertido.

Suma de valores que componen el número dos = 4 + 2 + 3 + 2 + 1 + 4 + 7 + 4 + 16 + 20 + 24 + 20 + 25 + 40 + 16 + 40 + 64 + 56 + 63 + 56 + 49 = 516  

Tabla 3.2. Representación del número cinco invertido.

Suma de valores que componen el número cinco = 4 + 6 + 3 + 6 + 9 + 18 + 27 + 18 +  36 + 30 + 24 + 30 + 25 + 40 + 16 + 40 + 64 + 72 + 63 + 72 + 81 =  684

Suma total = Nº 2 + Nº 5 = 516 + 684 = 1200

Como podemos observar, la suma de valores que componen cada uno de estos dos números, no parecen tener un sentido y significado con respecto a esta imagen donde apreciamos el perfil de un cáliz y una fracción de pan. Aunque la suma total de estos valores (516 + 684), ciertamente nos indica que este misterio tiene un significado simbólico que refiere a los Doce Apóstoles (1200). Podemos entender que a cada Apóstol le corresponde una centena, por la simple razón de que el hombre es una unidad de cuerpo, mente y espíritu. El cuerpo es lo único que podemos percibir con nuestros sentidos corporales de una forma natural (1).  Lo que no percibimos según lo entendemos en nuestro presente, son aquellas realidades que carecen de dimensiones como el alma (0) y nuestro espíritu (0), quedando definidas dichas unidades en la centena. Ciertamente no podemos medir con métodos científicos estas realidades transcendentes de nuestro ser (0, 0), aunque para este cometido contamos con el discernimiento teológico y filosófico. Con respecto a estos dos números invertidos que representan un cáliz y la fracción de pan, se hace preciso considerarlo como otro dato significativo, pues cada sumatorio está compuesto por veintiún valores, es decir, que ocupa 21 posiciones para cada uno de estos dos números invertidos dentro de la matriz universal 9 x 9 posiciones. Si nos detenemos un poco más en esta conexión que pasa de la imagen del cáliz y la fracción de pan con respecto a la interpretación matemática, puede resultar interesante tener en cuenta otra observación. Esta observación consiste en dividir este número con dicho significado simbólico con respecto a otros valores significativos que también encontramos recogidos en la sagrada Escritura.

1200 / 333 = 3,6036036036   1200 / 666 = 1.8018018018

Vemos que cuando dividimos 1200 entre 333, el resultado que obtenemos equivale a los 360 grados de una circunferencia, es decir, a los grados que corresponden a un ciclo completo, mientras que si dividimos este mismo valor entre 666, obtenemos como resultado los grados que representan en este último caso a un ángulo plano. Podemos interpretar la primera relación a un ciclo completo o una renovación, un acercamiento a nuestro origen, es decir, a un encuentro con Dios y a su vez con nosotros mismos. El ángulo plano que resulta de dividir 1200 entre 666, por lo contrario, puede identificarse con un rumbo errático, ya que como sucede en el primer caso, aquí no existe una tendencia de retornar hacia el origen, sino más bien hacia una deriva o hacia un vacío desconocido. Pensemos lo que significa una prueba de electrocardiograma o electroencefalograma cuando ésta resulta tener una línea que es plana.

A continuación, procedemos a unir estos valores, para poder demostrar desde la objetividad científica, que efectivamente en la misma matriz general se encuentra encriptado este gran misterio litúrgico. Para poder visualizar mejor este misterio resaltaremos los valores comunes que hacen de nexo entre estos dos números invertidos (V).

Tabla 3.3. Representación matemática del cáliz y la fracción de pan.

En esta matriz 9 x 9 posiciones (Tabla.3.3) hemos omitido el resto de valores que no forman parte de la suma total de estos números, pudiendo apreciar este misterio de una forma parcial, ya que efectivamente tan solo reconocemos que los valores de estos dos números forman el perfil de un cáliz y fracción de pan. Decimos que este misterio lo apreciamos de una forma parcial, porque hemos suprimido el signo que relaciona este gran misterio litúrgico con el sacrificio que hizo Jesús para redimir al género humano. En la siguiente representación fusionamos ambos misterios, es decir el cruento de la Santa Cruz con el incruento, que es aquel que queda representado en el cáliz y la fracción del pan.

Tabla 3.4. Representación matemática entre las relaciones
reales del sacrificio incruento y el cruento de Jesús.

En esta última representación en la que se relacionan de una forma matemática el sacrificio incruento de Jesús con la imagen del cáliz y fracción de pan, con el sacrificio cruento de la Santa Cruz, podemos apreciar que se revela este gran misterio que podemos definir como la ciencia mística del Santo Grial. De esta manera también podemos entender que por medio de este Sacramento del Altar tiene lugar la unión entre Dios y los hombres (12 + 1). Podemos afirmar por tanto que el número trece (13), se identifica con esta relación, ya que los Doce Apóstoles, así como sus sucesores forman con Jesús esta unidad. Hasta aquí podemos dar por concluido estas relaciones existentes que se originan de la imagen de perfil del cáliz y la fracción de pan. Lo que haremos a continuación será analizar los valores que hemos omitido. Estos valores que hemos omitido vienen a ser los que constituyen la cavidad interior del vaso sagrado, como a su vez los espacios externos que en este caso formarían el negativo de esta imagen. Estos valores que analizaremos a continuación y que trataremos de seguir procesándolos a nuestro modo de entender, tampoco pueden ser despreciados, ya que a su vez forman parte de este misterio.

Con respecto al negativo de la siguiente imagen del cáliz y fracción de pan, podemos decir de antemano que la cantidad de valores que lo forman, resultan ser también en esta ocasión otros datos de carácter significativo. Observaremos a continuación que la cantidad de valores dentro del vaso sagrado se compone de 21 valores, mientras que los espacios exteriores están compuestos por doce valores (12), tanto en el lado izquierdo como en el derecho de esta imagen. 

Tabla 3.5. Representación matemática del negativo
de la imagen del cáliz y fracción de pan.

Sumatorio vaso interior = 5 + 6 + 8 + 10 + 12 + 12 + 15 + 8 + 9 + 14 + 16 + 18 + 21 + 24 + 8 + 12 + 5 + 10 + 15 + 6 + 12 = 246

Sumatorio izquierda = 28 + 32 + 36 + 35 + 7 + 14 + 21 + 8 + 28 + 35 + 42 + 32 = 318

Sumatorio derecha = 45 + 42 + 48 + 54 + 24 + + 9 + 18 + 27 + 48 + 36 + 45 + 54 = 450

● El resultado 246 (2 + 4 + 6 = 12) podría representar a todas las personas que forman o han formado parte del Sacramento Universal de la Salvación, es decir, de la Iglesia Católica. Estas son todas las personas que forman parte de la Iglesia triunfante, purgante y militante.

● El resultado 318 (3 + 1 + 8 = 12) podría representar a las ovejas que son de otro redil (Jn.10, 16).

● El resultado 450 (4 + 5 + 0 = 9) podría representar en este caso a cada una de las personas de este mundo, que no forman parte de la Iglesia Católica ni del otro redil que Jesús en el Evangelio se refiere, pero que han sido redimidas por su sacrificio en la Cruz. 

             Después de analizar e interpretar estas asociaciones matemáticas que están relacionadas con el Santo Sacramento del Altar, podemos considerar también como algo significativo el valor que obtenemos cuando sumamos todos estos términos de una forma descompuesta:

(2 + 4 + 6) + (3 + 1 + 8) + (4 + 5 + 0) = (12) + (12) + (9) = 33

En este misterio que hemos analizado, desde la imagen invertida de los números a su correspondiente comprobación matemática, hemos podido retratar de una forma global la cosmovisión de la mecánica de la unidad. A lo largo de esta breve descripción que hemos hecho de este gran misterio que está directamente relacionado con el Santo Sacrificio del Altar, es decir, con la celebración eucarística, no solamente sabemos ya que se actualiza el Santo Sacrificio cruento de la Santa Cruz, sino que además podemos afirmar desde las ciencias experimentales que también se renueva la creación. Esto quiere decir que la Santa Misa que la Iglesia celebra cada día, no solamente se recrea de una forma periódica el hombre que participa activamente de este Sacramento, sino incluso todo el universo. Esta es una prueba que demuestra que Jesús es el verdadero vínculo de la unidad.

Santo Tomas de Aquino (1225-1274), «tenía del universo una concepción muy realista donde se combinaban la unidad y la diversidad: multiplicidad y diversidad de los seres, y una maravillosa unidad de orden, en que todas las diferencias y operaciones de los seres se coordinan en cuanto orientadas y dirigidas por Dios a la finalidad de un universo gobernado y dirigido por una inteligencia infinita. De la diversidad de los seres, junto con la unidad del orden, resulta la perfección, la belleza y la armonía del mundo» (Gutiérrez Cabria, 2003, p.203-204).

Leibniz (1646-1716), en sus facetas de filósofo, matemático, lógico, teólogo y jurista, tenía «un profundo sentido de la pluralidad y la diversidad de las sustancias; pero a la vez, también de la unidad del universo, en virtud del orden jerárquico y conexión armónica de todas las entidades que lo integran. Con la precisión del matemático, define en su teodicea: “Yo llamo al mundo a toda la serie y colección de cosas existentes, para que no se diga que puedan existir muchos mundos en diferentes tiempos y lugares”. El universo es uno. En la naturaleza no hay hiatos, saltos ni vacíos. Todas las cosas están unidas, entramadas y compenetradas hasta el infinito en una interdependencia espacial y temporal. El universo es infinito, porque es el reflejo, la representación y la fulguración de Dios. No puede estar limitado por nada, porque la nada no existe; ni por otra cosa, porque ésta pertenecería a su vez al universo, y no lo limitaría. El universo se constituye por una multitud ilimitada de sustancias simples, cada una de las cuales es, a su manera, imagen de todo el universo y del Creador. En el universo reina un orden perfecto: en el material, en virtud de las causas eficientes y en el de las almas, por las leyes morales y las causas finales. Entre los cuerpos y las almas hay una armonía perfecta. De la diversidad, la jerarquía organizada y del orden resulta la belleza del universo». (Gutiérrez Cabria, 2003, p.206). «Toda ciencia se basa en un supuesto de que hay un “orden en la naturaleza”, que el hombre puede descubrir. Si no existiera tal orden, la ciencia no tendría su razón de ser. El orden en la naturaleza se extiende a todas las cosas, a modo de un “globo intelectual”, en el decir de Bacon. Por esta razón, para saber de una cosa es preciso saber algo de todas las demás que guardan relaciones entre ellas. Las ciencias se construyen como sistemas abiertos: todas conducen al conocimiento de la perfecta armonía que constituye la unidad de nuestro mundo» (Gutiérrez Cabria, 2003, p.293).