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Es difícil negar que el hombre del S.XX-XXI, viva cada vez más en jaque por su desesperado sentimiento de soledad. Este sentimiento existencial se le hace patente por la inconmensurabilidad del universo que le rodea, aunque el hombre no creyente no termina de comprender que siendo éste una creatura más salida de Sus manos, es Dios quien sostiene todo, por tanto, es el único que tiene la cualidad de Ser Infinito. La prueba más latente de su sentimiento de soledad la encontramos en el proyecto SETI, siendo este el acrónimo del inglés «search for extra terrestrial intelligence» (búsqueda de inteligencia extraterrestre). Estos estudios comenzaron a principios de los años 70, apoyado por millones de personas de todo el mundo, mediante el uso de sus computadoras personales, procesando información capturada por el radiotelescopio de Arecibo, ubicado en Puerto Rico.
Este grupo formado por millones de personas, rastrean por medio de programas informáticos todo tipo de señales electromagnéticas que puedan ser interpretadas como una señal de cualquier ser con una inteligencia superior a la del hombre. Hasta ahora se puede decir que este proyecto no ha podido recibir ninguna señal que pueda ser considerada como un signo de vida inteligente superior a la nuestra, en comparación de todas las muestras de inteligencia que hemos analizado, muchas de ellas manifestadas en este mismo estudio con gran precisión. La conclusión parece tener un tinte pesimista si no dispusiéramos del conocimiento que hemos adquirido en este estudio de investigación, pues, aunque el hombre dispone de una alta tecnología, parece ser incapaz de reconocer por su propia razón de que todo lo que somos y nos envuelve es obra de la mano de un Ingeniero que lo ha diseñado todo, tomando como arquetipo el modelo matemático de la Santa Cruz.
Lo que también demuestra este estudio, es que el hombre no ha estado nunca solo ante esta dimensión que tanto admira dentro de su sed de Infinito. Ciertamente no podemos despreciar esta buena intención de muchas personas que a través de los métodos científicos tratan de buscar la verdad. Este es un camino lícito para todos, siempre y cuando no exista una intención por parte de ciertos grupos o personas científicas ateas que traten de discriminar o cerrar la puerta que abren los caminos de la fe. La evangelización está atenta a los avances científicos para iluminarlos con la luz de la fe y de la ley natural, en orden a procurar que respeten siempre la centralidad y el valor supremo de la persona humana en todas las fases de su existencia. Benedicto XV (1854-1922) condenó la primera guerra mundial como una masacre inútil y señaló la paz como una tarea de la ciencia y los científicos. Esto significa que toda la sociedad puede verse enriquecida gracias a este diálogo que abre nuevos horizontes al pensamiento que amplía las posibilidades de la razón, para convertirse de esta manera en un camino de armonía y de pacificación.