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El siguiente modelo de expansión que proponemos a continuación, podemos considerarlo que está constituido de tal manera como si fuese un híbrido, ya que en este caso consideraremos de una forma en común tanto sus valores compuestos como descompuestos, los cuales pudimos llegar a obtener en cada uno de los análisis correspondientes que obtuvimos por medio de las tablas de multiplicar.
Tabla 13. Correspondencias de las tablas de multiplicar con
respecto a sus valores compuestos y descompuestos
Como podremos apreciar en el siguiente modelo de expansión, prescindimos del factor común compuesto (75), para considerar en este caso los valores descompuestos, (12-21). Es importante que no perdamos la continuidad del número que representa la Santa Cruz (X = 150), tal y como nos indican las correspondencias entre el Alpha y Omega para los diferentes valores descompuestos:
15 + 135 = 150
45 + 105 = 150
30 + 120 = 150
60 + 90 = 150
Representación 3. Modelo de expansión del universo en revolución,
considerando las matrices nucleares de valores compuestos y descompuestos.
(A) = (V) = 30 + 12 + (21 + 21) + 21 + 120 = 225
(B) = (H) = 60 + 15 + (21 +21) + 18 + 90 = 225
(C) = (D1) = 15 + 15 + (12 + 21) +27 + 135 = 225
(D) = (D2) = 45 + 18 + (12 + 21) + 24 + 105 = 225
La clave para poder comprender estas equivalencias que resultan de este modelo en expansión que hemos considerado como un híbrido, la encontramos en la siguiente matriz, donde se reflejan únicamente los valores de sumatorios descompuestos.
Tabla 14.1 Matriz nuclear de valores descompuestos.
(a) = (V) = 12+21 = 33
(b) = (H) = 15+18 = 33 (12 +21)
(c) = (D1) = 15+27 = 42
(d) = (D2) = 18+24 = 42 (21 + 21)
(V) + (D1) = 33 + 42 = 75
(H) + (D2) = 33 + 42 = 75
(V) + (H) + (D1) + (D2) = 150
Si queremos comprender cómo se conectan los diferentes sumatorios cuando cotejamos la representación número tres y esta última matriz (Tabla 14.1), debemos de atender especialmente a la configuración que se da entre sus factores comunes (12-21). Podemos observar, por tanto, que siguiendo el movimiento desde el eje vertical (A = V), hacia su sentido contrario a las agujas de un reloj (C = D1), da lugar al primer paso de este ciclo, para a su vez dar lugar al resto de cruces que se producen entre las siguientes referencias:
Tabla 14.2 Secuencia periódica del modelo de expansión.
Como podremos comprobar esta secuencia periódica, describe en la tabla nuclear el siguiente triángulo rectángulo:
Tabla 14.3 Correspondencias de la secuencia periódica con respecto a sus referencias reales.
Representación 4.1 Descripción geométrica de la secuencia en movimiento levógiro.
Teniendo en cuenta el movimiento dextrógiro (conforme a las manecillas del reloj), en esta misma matriz encontramos también otro triángulo rectángulo.
Tabla 14.4. Correspondencias de la secuencia periódica con respecto a sus referencias reales.
Representación 4.2 Descripción geométrica de la secuencia en movimiento dextrógiro.
Teniendo en cuenta que los valores de la secuencia del movimiento levógiro, como ya hemos demostrado corresponden al resultado 150, con el movimiento dextrógiro, ahora obtenemos por añadido este valor, aunque de una forma duplicada. Esto significa que en esta matriz encontramos dos triángulos rectángulos, de los cuales en el cómputo total de sus resultados obtenemos:
150 + 150 = 300 (25 x 12)
Con este resultado podemos construir también una macro matriz que tenga la cualidad de ser esférica o circular. Si consideramos la multiplicación de este último resultado por su mismo valor, y lo dividimos después entre los segundos que tiene una hora, podremos comprobar que efectivamente esta cualidad esférica o circular viene a cumplirse de la siguiente manera:
Un vector se puede definir como un segmento orientado que une dos puntos del plano, A (origen) y B (extremo). Cuando afirmamos que el universo está en expansión, nuestro razonamiento parte que, desde el origen del átomo primitivo, el movimiento de la energía y la materia se produjo de una forma vectorial, en definitiva, para cualquier tipo de movimiento rectilíneo. Sin embargo, teniendo en cuenta esta última demostración en la cual nos hemos servido de la ciencia de los números, así como de la geometría que nos ha introducido el modelo matemático universal de la Santa Cruz, podemos comprobar que lo que conocemos como teoría del Big Bang, con mayor acierto y precisión se confirma que se produjo por medio de un movimiento en revolución. Este movimiento circular se produce girando desde su propio eje, que en este caso representa el factor común (12-21). En primera instancia, hemos analizado la secuencia periódica de estos de modelos de expansión que hemos expuesto, siguiendo un movimiento levógiro y después el movimiento dextrógiro. Esto significa también que este modelo de expansión estático, en realidad, es un modelo expansión dinámico que gira desde su propio eje, de una forma semejante a una espiral logarítmica, aunque teniendo en cuenta sus cuatro referencias en el espacio (V, H, D1, D2). Es lo que en la mecánica cuántica se conoce como espín, (del inglés spin ‘giro, girar’), siendo una propiedad física de las partículas elementales, por la cual tienen un momento angular.
Teniendo en cuenta que desde un principio la hipótesis del Big Bang formulada por Lemaître fue rechazada por un gran número de científicos de su tiempo porque podría favorecer a las ideas religiosas acerca de la creación, el hecho de poder disponer ahora de estas pruebas que nos permiten afirmar desde el conocimiento experimental que el universo se expande también en revolución, supone con mayor razón la afirmación aún más firme que para llevar a cabo este proceso que hemos visto representado en los primeros números naturales vemos que en verdad tuvo que existir la intervención de una Inteligencia Superior. Podemos afirmar por tanto que, por medio de la gran explosión, dicha Inteligencia Superior pudo crear todo lo que nos es visible partiendo de la nada, y por medio de este movimiento circular pudo establecer el orden de todo lo que existe dentro del plano espacio-temporal, que en términos bíblicos viene a suponer todo aquello a lo que se refiere como «tierra», para todo aquello que entendemos que se encuentra dentro del plano visible.