Conferencias

Presentación de la comunicación:

Después de cinco años trabajando en un estudio de investigación sobre el modelo matemático universal de la Santa Cruz, tras un largo periodo de tiempo, a su vez compartiendo conocimientos con el fin de buscar apoyo, han sido multitud de personas las que se han interesado por este proyecto, aunque por desgracia ninguna ha tenido iniciativa de investigar con más profundidad. Por ello, sin verme capaz de introducirme ante semejante misterio, desde hace más de un año me propuse sacar mis propias conclusiones.

En primer lugar, se debe de saber que no soy científico, ni teólogo ni filósofo, tampoco pretendo serlo, pero me he animado a investigar así como a desarrollar estos principios por la exhortación del beato J.P.II en la encíclica Fidei et Ratio, en la que nos anima a instaurar una relación armoniosa y eficaz entre la filosofía y la teología.

El trabajo de investigación que aquí presento es en primer lugar una apología a la Santa Cruz que da origen a una tesis que he titulado «La Santa Cruz como Filosofía Primera», la cual como se podrá comprobar tiene carácter interdisciplinar, en virtud de dar respuesta a los primeros principios y primeras causas.

Arrancando desde el modernismo y pasando por el ateísmo radical, el hombre para cada faceta de su vida se ha ido vaciando de Dios, perdiendo así con ello la sensatez y el sentido común. A medida que hemos ido avanzando en un camino hacia atrás, hemos excluido a Dios no solo de nuestra vida, sino de todas las evidencias que podemos encontrar de Él en la creación, quedando el hombre para cada paso del tiempo más vacío de Dios y de sí mismo.

Encontramos esta clara evidencia cuando nos preguntamos sobre el origen común de todo aquello que el hombre puede llegar a conocer. En casi todas las teorías modernas sobre el origen del Universo, el hombre ha despedido a Dios como protagonista, consiguiendo de esta manera que esta supuesta teoría solo llegue a ser un simple reduccionismo más de todas las teorías que siguen surgiendo. 
Esta teoría que se presenta a continuación tiene como protagonista estrella a Dios, sin descartar los medios científicos y filosóficos, que también tienen su origen en Él.

Lo que sorprende e incluso puede llegar a confundir es la sencillez en conjunto, aunque sería injusto tener en cuenta estas premisas si no se valoran las intenciones, que viene a ser la de ubicar a Dios en el lugar que le corresponde y que toda la gente sencilla que tenga interés pueda llegar a conocer este excelso misterio que la Santa Cruz nos revela.

En 1931 George Lemaître propuso la idea de que el universo se originó en la explosión de un «átomo primigenio» o «huevo cósmico», es decir del Big Bang, que viene a ser la teoría del origen del universo más aceptada. Ciertos principios de esta teoría son respetados en esta tesis, pero debemos ser conscientes de que en su momento Dios permitió esta formulación como un parche ante aquella crítica circunstancia, aunque debemos de tener claro que Dios no permite ningún agujero.

Aparentemente el lector podrá creer que se encuentra ante una novedad, aunque en verdad se encontrará más bien ante una actualización, según las exigencias de nuestro tiempo. No se debe de pensar que esta es la última palabra, porque la palabra última solamente y exclusivamente la tiene Dios.