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La Santa Cruz en las constantes y números irracionales

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A continuación, procedemos a desarrollar tres análisis, que en este caso forman parte de los números irracionales más conocidos.  El procedimiento que seguiremos a lo largo de estos tres ejemplos que corresponden respectivamente a los números Phi (ᵠ), Pi (π) y el número de Euler o constante de Napier, consistirá en extraer de estas cifras los ochenta y un primeros valores que componen sus correspondientes series, incluyendo su valor entero. Después ubicaremos estos valores en una matriz, en la que se distribuirán siguiendo el mismo método con el que llegamos a proceder en la matriz universal, compuesta con sus nueve tablas de multiplicar (9 x 9 posiciones). De esta manera tendremos la ocasión de poder cotejar en cada uno de los análisis los resultados de la matriz en las que se ordenan los valores en su orden natural, con respecto a la segunda matriz que le sucede a continuación de cada ejemplo, en la que los valores se ordenan de menor a mayor, de izquierda a derecha, aunque teniendo en esta ocasión una salvedad. Esta salvedad a la que nos referimos consiste en hacer una tabla general con factor común máximo, y para ello debemos de correr las matrices 3 x 3 posiciones un puesto hacia la derecha a partir del factor común principal correspondiente a estas matrices 9 x 9 posiciones. De esta manera, las últimas matrices 3 x 3 posiciones que en cada caso corresponderían a los valores de mayor rango, las ubicaremos en el espacio que habíamos dejado vacante en el centro, para que forme parte desde ese momento como factor común principal de la tabla general de valores ordenados. Para poder comprender mejor este procedimiento que seguiremos, se expone a continuación en una escala reducida la siguiente matriz 3 x 3 posiciones:

Tabla 1. Tabla del uno con factor común máximo.

(V) =  2 + 9 + 7 =   18
(H) =  4 + 9 + 5 =   18

(D1) =  1 + 9 + 8 = 18
(D2) =  3 + 9 + 6 = 18

  1. Proporción divina (Número Phi ᵠ)

Este primer análisis corresponde al número de oro o proporción divina, conocido también como número Phi (ᵠ). Este es un número algebraico irracional (OEIS, 1964) y su representación decimal es infinita sin tener periodo. Este número fue descubierto ya en la antigüedad, no como una expresión aritmética, sino como relación o proporción entre dos segmentos de una recta, es decir, una construcción geométrica. Esta proporción se encuentra tanto en algunas figuras geométricas como en la naturaleza: en las nervaduras de las hojas de algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los flósculos de los girasoles, en las espirales logarítmicas, etc.

                                                          

Tabla 2.1. Matriz 9 x 9 posiciones con los números Phi (ᵠ) en su orden natural.

Los resultados que obtenemos de los sumatorios en cruz de esta matriz siguiendo el orden natural de esta cifra, son los siguientes:

(V)   = 7 + 8 + 8 + 7 + 3 + 1 + 7 + 2 + 4  =  47
(H)   =  5 + 6 + 3 + 0 + 3 + 0 + 5 + 7 + 6 =  35

 (D1) =  1 + 0 + 8 + 7 + 3 + 7 + 2 + 9 + 4   = 41
 (D2) =  0 + 5 + 6 + 2 + 3 + 9 + 3 + 4 + 8   = 40


Tabla 2.2.
Matriz 9 x 9 posiciones con los números Phi ordenados de menor a mayor.

 (V) =1 + 1 + 2 + 8 + 9 + 9 + 7 + 7 + 8 =  52
 
(H) = 3 + 4 + 4 + 9 + 9 + 9 + 4 + 4 + 5 = 51

(D1) = 0 + 0 + 1 + 8 + 9 + 9 + 8 + 8 + 8 = 51
(D2) = 2 + 2 + 3 + 8 + 9 + 9 + 6 + 6 + 6 = 51

Como podemos llegar a comprobar en el ejemplo anterior, disponemos de los ochenta y un valores naturales (Tabla 2.1), y cuando procedemos al sumatorio siguiendo el patrón cruzado, observamos que existen unos valores que difieren entre doce unidades con respecto a los otros resultados diferentes, es decir, entre su valor máximo y mínimo (47 – 35 = 12). Sin embargo, cuando ordenamos estos valores correspondientes al número áureo en la siguiente matriz (Tabla 2.2), dispuestos sus números con orden de menor a mayor, observamos otros resultados que son más simétricos.  Como podemos apreciar en esta segunda matriz hacemos el mismo procedimiento que en la primera matriz dentro de este ejemplo, para encontrar en este caso tres valores que son comunes o se repiten (51). Además, encontramos otro valor que en este caso difiere una unidad (52).

  1. Número Pi (π).

A continuación, realizamos el mismo análisis con el número Pi (π), siguiendo el mismo proceso. Este número, además de ser una constante, se encuentra dentro del conjunto de los números irracionales más conocidos y empleados dentro del campo de la geometría (OEIS, 1964). En ciencias, especialmente en física, se denomina constante en este caso a aquella magnitud cuyo valor no varía en el tiempo. Se puede decir que estas matrices que analizamos en estas constantes y números irracionales se pueden considerar como sistemas estáticos, ya que como acabamos de decir, sus valores no varían. El número Pi en geometría euclidiana, es la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro. Como hemos dicho también, es un número irracional, debido a que no puede ser expresado en una fracción y por ello su valor siempre será una aproximación.  Es preciso subrayar lo que acabamos de decir, pues en realidad esta serie de ochenta y un valores, así como el resto de los valores que le suceden, serán siempre fracciones que tenderán a una aproximación de un valor real que nadie puede conocer, excepto el Diseñador de este trabajo. Este número no surge de una forma fortuita, ni mucho menos al azar. Se trata de un número que se determina al realizar el cálculo entre el tamaño de la circunferencia de un círculo, con la medida del diámetro de este mismo círculo:


Tabla 3.1.
Matriz 9 x 9 posiciones con los números Pi (π) en su orden natural.

(V) = 5 + 7 + 2 + 1 + 1 + 3 + 3 + 8 + 4 =   34
(H) = 9 + 5 + 0 + 7 + 1 + 3 + 3 + 8 + 4 =   34

(D1) = 3 + 5 + 5 + 4 + 1 + 9 + 6 + 2 + 9 = 44
(D2) = 6 + 6 + 3 + 9 + 1 + 9 + 7 + 9 + 4 = 54


Tabla 3.2.
Matriz 9 x 9 posiciones con los números Pi (π) ordenados de menor a mayor.

(V) = 1 + 2 + 2 + 9 + 9 + 9 + 7 + 7 + 8 = 54
(H) = 3 + 4 + 4 + 9 + 9 + 9 + 5 + 5 + 5 = 53

(D1) = 0 + 0 + 1 + 9 + 9 + 9 + 8 + 8 + 9 = 53
(D2) = 2 + 3 + 3 + 9 + 9 + 9 + 6 + 6 + 6 = 53

En este análisis del número Pi (π), podemos comprobar que en la primera matriz (Tabla 3.1), donde disponemos de los ochenta y un valores de este número, encontramos dos números que coinciden (34), pero entre el valor máximo y el mínimo de estos resultados, difieren en este caso veinte unidades (54 – 34 = 20). Sin embargo, cuando ordenamos estos valores correspondientes al número Pi (π) en la siguiente matriz (Tabla 3.2) dispuestos sus números con orden de menor a mayor, observamos otros resultados que de forma semejante al número áureo son también simétricos. Como podemos apreciar en esta segunda matriz efectuamos el mismo procedimiento que en la primera matriz dentro de este otro ejemplo, para encontrar en este caso tres valores que son comunes o se repiten (53). Además, encontramos otro valor que en este caso difiere una unidad (54).

  1. Numero de Euler (e).

Finalmente analizaremos la constante «e», denominado así en honor de Leonard Euler (1707-1783), uno de los matemáticos más importantes de la historia. «El número «e» es irracional (no se puede poner en forma de fracción) y también trascendente, pues no existe ninguna ecuación polinómica de la que sea raíz o solución (OEIS, 1964). Esto fue demostrado por Hermite en 1873, siendo el primer número del cual fue demostrada su trascendencia. Puesto que «e» aparece en la función exponencial, que modela el crecimiento, su presencia es destacada cuando estudiamos el crecimiento o decrecimiento acelerados, como pueden ser las poblaciones de bacterias, la propagación de enfermedades (como la epidemia de gripe que nos asola) o la desintegración radioactiva, lo que es también de utilidad en la datación de fósiles. De una manera similar a la presencia de la constante π en todo lo que es redondo» (Corbalán, 2018). En este último ejemplo que exponemos como número constante e irracional, procederemos de la misma manera que lo hemos hecho en los dos primeros análisis con el número áureo y con Pi (π):


Tabla 4.1.
Matriz 9 x 9 posiciones con los números (e) en su orden natural.

V) = 4 + 0 + 2 + 7 + 2 + 0 + 7 + 0 + 6 = 2
(H) = 2 + 6 + 6 + 7 + 2 + 4 + 9 + 9 + 5 =  50

(D1) = 2 + 2 + 2 + 7 + 2 + 9 + 0 + 5 + 9 = 38
(D2) = 6 + 2 + 7 + 5 + 2 + 7 + 6 + 9 + 7 =  51

Tabla 4.2. Matriz 9 x 9 posiciones con los números (e) ordenados de menor a mayor.

(V) = 2 + 2 + 2 + 9 + 9 + 9 + 7 + 7 + 7  = 54
(H) = 4 + 4 + 4 + 9 + 9 + 9 + 5 + 5 + 5  =  54

 (D1) = 0 + 0 + 2 + 9 + 9 + 9 + 7 + 8 + 9 = 53
(D2) = 3 + 3 + 3 + 9 + 9 + 9 + 6 + 6 + 6 = 54

Como podemos comprobar en este ejemplo con la constante «e», en la primera matriz (Tabla 4.1) con su orden original no encontramos ningún valor común. Entre el valor máximo y mínimo difieren veintitrés unidades (51 – 28 = 23). Sin embargo, cuando ordenamos estos valores correspondientes de esta constante (Tabla 4.2) dispuestos sus números con orden de menor a mayor, observamos otros resultados que de forma semejante al número Pi y al número áureo son también simétricos. Como podemos apreciar en esta segunda matriz efectuamos el mismo procedimiento que en la primera matriz dentro de este último ejemplo, para encontrar en este caso tres valores que son comunes o se repiten (54). Además, encontramos otro valor que en este caso difiere una unidad (53).

Como hemos podido apreciar en estos análisis que corresponden a los números irracionales más conocidos, hemos encontrado por medio del modelo matemático universal de la Santa Cruz otro patrón que en este caso queda definido dentro de un subconjunto. Con esto queremos decir que, en cada uno de los tres casos particulares, hemos encontrado la misma definición al encontrar tres números comunes que solo difieren una unidad en cada uno de los tres ejemplos que hemos analizado. Esto no quiere decir que suceda de la misma manera a otros números irracionales que podamos analizar, aunque sí que podemos encontrar otras singularidades como, por ejemplo, la raíz cuadrada de cinco, donde hallaremos una sucesión de números como son el 51, 52, 53, 54.

Teniendo en cuenta las imprecisiones que hemos encontrado en el número Phi (ᵠ), el número Pi (π) y el número «e», sería importante que podamos valorar que nuestro modelo matemático universal, se convierte de esta manera en una herramienta que se puede utilizar a modo de inspector o testigo. Esto quiere decir que puede servir como un método muy útil que arguye o infiere la verdad de un hecho. Si partimos de un cuadro de variables y las distribuimos concretamente dentro de una matriz, con este patrón matemático podremos llegar a confirmar si en cualquier conjunto de variables existe un orden racional o tiene una coherencia lógica. En estos ejemplos que hemos expuesto, las imprecisiones que nos hemos encontrado, podemos decir que son relativamente ínfimas, casi que rozan la perfección de las semejanzas o simetrías entre los diferentes resultados.