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El misterio de la ciencia de la Santa Cruz y su relación con las psicografias de la Cruz Orlada de Benjamín Solari Parravicini

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No detengan la obra del Espíritu. No desprecien las profecías. Examinen todo y quédense con lo bueno. Manténganse alejados de todo lo malo (1 Tes. 5, 19-22).

1. La profecía: un derecho extraordinario al servicio del bien común para toda la humanidad.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la profecía es un don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras. La profecía que predice tiene dos propósitos. Sin duda el principal, es el de afectar la conducta humana de quienes la escuchan (Suma Teológica, II-II, 174-6, ad 3). El otro se realiza sólo cuando se cumple la profecía. Tal propósito es el de crear y afirmar la confianza en el Dios que providencialmente anuncia los acontecimientos por venir (Jn. 13,19; 14,29; 16,4). Sabemos que un total de 31.124 versículos en toda la sagrada Escritura, aproximadamente el 27%, contienen material profético. Podríamos preguntarnos, ¿qué hubiese sucedido si por algún motivo la Iglesia al discernir el canon bíblico llegase a reservar el derecho de ocultar este contenido a las personas interesadas en conocer esta parte de la Revelación Pública? Con el agravante de que esto hubiese supuesto un acto poco ético e inmoral, precisamente porque la profecía tiene como fin iluminar a los hombres (Suma Teológica, II-II Qu.173 a.2), podemos decir además que en el transcurso de la historia de la humanidad hubiésemos carecido de que esta luz tiene su origen en la sagrada Escritura, ya que los sucesos futuros hubiesen sido para nosotros oscuros, confusos y al mismo tiempo dichos propósitos tampoco hubieran llegado a sembrar frutos de conversión en los hombres. Con esto queremos decir que la profecía no es solamente un carisma divino que tiene también el propósito de poder aumentar la fe en Dios de aquellos que la escuchan, pues también es la causa que aviva esta virtud teologal. Por estas razones Dios se sirve de la vocación profética por el bien de los hombres, por lo que podemos considerar que la profecía no solamente es un don para aquellas personas elegidas por Dios, sino que al mismo tiempo es un derecho extraordinario que debe de estar al servicio del bien común para toda la humanidad.

Habiendo puesto como ejemplo la Palabra de Dios para hacer alusión a la necesidad que tiene la humanidad de alimentarse del carisma profético que Él ha otorgado por medio de su Espíritu a ciertas personas a lo largo de los tiempos, es preciso que podamos detenernos en analizar ahora el negocio mercantil que se hace con este tipo de material por otros cauces diferentes a la sagrada Escritura que se podrían clasificar dentro del ámbito de las revelaciones privadas. En este siglo pasado y en el presente nos encontramos precisamente ante este acto tan poco ético e inmoral, cuando existen personas o empresas que quieren sacar un rédito económico a estos carismas que solo pueden venir de Dios. Ante todo, debemos de tener en cuenta que «ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que los hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron por parte de Dios» (2 Pe. 1,2). En estos momentos de la historia, la avaricia y el egoísmo son tan escandalosos que humanamente hablando están poniendo límites insospechados al Espíritu Santo, cuando ha suscitado personas dentro de la Iglesia para que por medio de la profecía puedan edificar a la Asamblea (1 Co. 14, 4). Teniendo en cuenta que la Palabra de Dios no puede estar encadenada (2 Tim. 2,9) y que también que el amor al dinero es la raíz de todos los males (1 Tim. 6,10), no debemos de tener ninguna duda de que con este comercio atado por derechos de autor estamos contristando al Espíritu Santo. Si cualquier género de profecía estuviese sujeto a un interés económico, ciertamente tendríamos derecho a dudar del profeta, aunque sin duda podemos pensar mal de las intenciones de aquellos que han legado de alguna manera sus profecías y dan lugar al comercio de este tipo de material que puede servirnos de gran ayuda, precisamente en estos tiempos convulsos que vivimos. Por esta razón la ayuda que suscita Dios en algunos hombres se encuentra restringida por aquellas personas poderosas y pudientes que por desgracia tienen como único fin pensar en sus propios intereses. De esta manera las profecías dejan de estar al servicio de la humanidad, y pasan al servicio de unos pocos que se siguen lucrando, extinguiendo de esta manera este derecho extraordinario al servicio del bien común para toda la humanidad.

Este suceso tan poco ético e inmoral en nuestros días sucede con un hombre que en su momento fue bautizado en Latinoamérica como el “Nostradamus argentino”. Nos referimos en este caso a Benjamín Solari Parravicini (1898-1974), un hombre que ha acertado con gran precisión gráfica y literal sucesos de gran trascendencia para la humanidad que ya se han cumplido, se están cumpliendo y otras de sus conocidas psicografías aún están pendientes de cumplirse en un futuro cercano. Profetizó sucesos de toda índole, aunque como católico practicante, tal como lo describe alguno de sus biógrafos, podemos decir que este es el campo que más nos puede interesar, ya que sus profecías predicen también sucesos para la Iglesia Católica. Hasta el momento presente, parece que la Iglesia se mantiene al margen o guarda cierto hermetismo en todo lo que concierne a su vida y actividad profética, aunque lo cierto es que «más todas estas cosas opera uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere» (1 Co. 12,10). Si hay algún motivo por el cual la Iglesia haya querido guardar cierta distancia con respecto a la vida y obra de Benjamín Solari Parravicini (B.S.P) hasta el momento presente, posiblemente ha sido porque su material profético fue destinado a personas que no formaban parte de la jerarquía eclesiástica. Los fieles sabemos que aquellos «que no están contra nosotros, está por nosotros» (Mc. 9,40), no debe de hacernos dudar que en su momento esta iniciativa del vidente hubiese podido formar parte de la voluntad de Dios.  Como sabemos, en estos últimos tiempos, parte de la jerarquía eclesiástica no ha valorado diversas apariciones de la Virgen con importantes mensajes para la humanidad como por ejemplo los que se dieron en Garabandal que, sin ser aún una revelación privada aprobada por la Iglesia podemos citarla porque no ha sido condenada por las autoridades. Cuando las videntes de esta aldea de San Sebastián (España), dieron a conocer parte del mensaje de la Virgen: «Muchos cardenales, muchos obispos y muchos sacerdotes están en el camino de la perdición y están llevando muchas almas con ellos», fue el más difícil de aceptar para ciertos miembros de la Iglesia que debían dar su opinión sobre la autenticidad de dicha revelación. Sabemos que para los clérigos de nuestro tiempo esto supone una merma para su imagen de cara al mundo, sin embargo, esta profecía está especialmente muy en boga en nuestro tiempo. De igual manera que la infidelidad del pueblo de Israel propició la salvación para nosotros los gentiles, Dios también puede servirse de aquellas personas que a nuestro criterio podemos considerar profanas dentro del marco de nuestra fe, con el fin de poder dar mayor alcance a estas profecías de B.S.P. El carácter sobrenatural de sus inéditas y distinguidas profecías para nuestro tiempo nos debe permite valorar que «toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (St. 1, 17).

En algunas de sus psicografias dibujadas y escritas con su puño y letra queda reflejada su noble intención de querer divulgar sus profecías para el bien del género humano.

Caminante: por esta noche basta. Entrega estas páginas que
nos entretuvieron ratos, entrégalas al amigo hermano Sigurd. Él debe
guardarlas para cuando el momento se allegue, al momento que aguardo.

          Todo lo nuestro tuvo siempre su momento y su depositario. El her-
mano de la Santa Fe por su Santa Fe, y es y será nuestro “guardador” por
siempre. Él sabrá propalar el grito, que llega y a la hora se acerca.                 
Agradézcole y te bendigo como a ti.

Sigurd von Wurmb (1925-2007) nació en Argentina y fue un ingeniero y parapsicólogo de familia de origen germano. Tal como se relata en una entrevista con Sigurd en el foro Argemto, la forma en la que se conocieron fue de la siguiente manera:

«La primera vez la llevé a mi señora y como ella cantaba óperas, que a Parravicini le gustaban tanto, también se hizo amigo de ella. Así aprovechaba para visitarlo, llegando a tener un contacto muy fluido, hasta que en un viaje me dijo: «Mire, acá están mis últimas psicografias, y los álbumes anteriores, son para usted». Yo no sabía qué hacer, y le pregunté por qué me las daba a mí, y me dijo: «Esto me lo mandan de arriba». Y como Parravicini insistió, me llevé las que pude. Cuando volví al mes siguiente, todas las que quedaban, su amigo Generoso Ruiz las había hecho desaparecer» (Argemto, 2016). 

Sigurd publicó cuatro tomos durante toda su vida en ediciones Von Wurmb Dibujos Proféticos (Von Wurmb, S, 2008). Como “depositario” y “guardador” fue la persona legítima que debía de custodiar el testamento profético de B.S.P. A posteriori desgraciadamente varias editoriales argentinas se hicieron con los derechos de autor, para dar lugar al monopolio de las obras proféticas de B.S.P. Los tomos proféticos ya no se editan desde hace más de una década, para llegar a convertirse de esta manera en artículos de colección lejos del bolsillo para muchos. Este viene a suponer el punto final de la obra de B.S.P después de haber fallecido las personas que podrían evitar este desgraciado final para el legado de este vidente argentino.  Todas estas personas comerciantes de profecías quizá ignoran que «el don de profecía debe de estar bajo el control de los profetas, pues Dios no es un Dios de confusión, sino de paz» (1 Co. 14, 32-33). Con estas palabras de la sagrada Escritura, no solamente queremos denunciar que aquellos que han creado el monopolio profético con la obra de B.S.P están causando confusión y falta de paz para aquellos destinatarios de dichas profecías que aún no las han podido conocer, pues por esta desobediencia a Dios están incurriendo incluso en un grave pecado. 

En cuanto a los límites legales sobre la propiedad intelectual podemos decir que, de toda expresión artística le pertenece a su propio creador y una vez fallecido éste, los derechos de autor sobre esas obras pasan automáticamente a manos de sus herederos, es decir, hijos/hijas, etc. Sin embargo, según Art. 5 de la Ley 11.723 de los derechos de autor: En caso de que un autor falleciera sin dejar herederos, y se declarase vacante su herencia, los derechos que a aquél correspondiesen sobre sus obras, pasarán al Estado por todo el término de ley, sin perjuicio de los derechos de terceros. Es importante tener en cuenta estos términos legales, ya que Benjamin Solari Parravicini no tuvo descendientes directos.

Una vez que hemos denunciado y manifestado el hecho tan poco ético, inmoral e incluso pecaminoso por parte de aquellos que han mercantilizado y monopolizado las profecías de B.S.P, vamos a reflejar algunas de estas profecías que hacen alusión a la Cruz Orlada. Esta exposición a modo de introducción nos sirve para poder justificar la necesidad de publicar en este estudio de investigación las últimas cuarenta profecías de B.S.P que hizo antes de fallecer en 1974, dedicadas a lo que él denominó junto a su guía espiritual Fray José de Aragón como «Cruz Orlada». Sabemos que estas psicografias tenían un significado importante para ambos y la razón es obvia, ya que son profecías que avivan la esperanza cristiana «[…] Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?» (Lc. 18,8). De esta manera podemos comprobar que «el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación» (1 Co. 14,3). Sabemos que han existido revelaciones privadas que son difíciles de poder encontrarlas reflejadas en la Revelación Pública, aunque deberíamos de tener en cuenta que el Profeta Amós dice que: «En verdad nada hace el Señor omnipotente sin antes revelar sus designios a sus siervos los profetas». A pesar de que algunos medios de comunicación católicos han llegado a cuestionar la posibilidad que pueda surgir un nuevo símbolo, como se trata en este caso la Cruz Orlada, desgraciadamente hasta este momento quizá se ha ignorado que es la misma Iglesia Católica por medio del Catecismo la misma voz que anuncia que, por la Cruz de Cristo será definitivamente establecido el Reino de Dios y esto, también implica la acción participativa del hombre en un momento escatológico concreto, que llegará a culminarse finalmente cuando llegue a producirse la plena manifestación de los hijos de Dios (Rm. 8, 19-21):

«La venida del Reino de Dios es la derrota del reino de Satanás (Cf. Mt 12, 26): «Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios» (Mt 12, 28). Los exorcismos de Jesús liberan a los hombres del dominio de los demonios (Cf. Lc 8, 26-39). Anticipan la gran victoria de Jesús sobre «el príncipe de este mundo» (Jn 12, 31). Por la Cruz de Cristo será definitivamente establecido el Reino de Dios: «Regnavit a ligno Deus» («Dios reinó desde el madero de la Cruz», himno «Vexilla Regis»)» (CIC # 550)

            Como personas católicas practicantes, deberíamos considerar que lo más sensato sería tener en cuenta la exhortación del primer pontífice, cuando dice: «Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios» (1 Pe. 4,10). Y como conclusión de todo lo que hemos expuesto con respecto a esta introducción sobre el material profético de B.S.P en referencia a la Cruz Orlada, para que toda esta aportación pueda ser recibida como un derecho extraordinario al servicio del bien común para toda la humanidad, deberíamos tener presente un consejo evangélico, cuando es el mismo Jesús quien nos dice: «Gratis lo recibisteis; dadlo gratis» (Mt. 10,8).