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La Santa Cruz en el Tetragrámaton

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El misterio que vamos a desentrañar a continuación, en parte tiene una relación directa con la teoría desarrollada en el apartado anterior en el que hemos tratado de hacer una aproximación al origen del universo. Esta relación está ligada concretamente a la demostración que hemos hecho en atención al número cinco que como ya sabemos, es un número con una propiedad esférica o circular. Tal como hemos podido demostrar, el número cinco no solo es un número esférico o circular (5 = O) por los argumentos que en su momento aportaron Pitágoras (Matemático y Filósofo) como san Isidoro de Sevilla (Obispo y Doctor de la Iglesia), pues teniendo en cuenta el estudio que hemos hecho al respecto, podemos decir que por nuestra parte lo hemos demostrado con otros métodos basados en la ciencia experimental, para poder reafirmarnos también a esta realidad. Además, podemos decir que por medio de estas demostraciones que hemos desarrollado en el apartado anterior, este número que a su vez tiene una relación directa con el resto de los números que se ubican en el centro del resto de las tablas de multiplicar, entendemos por esta razón que es la esencia de todos los números naturales, ya que se posiciona en el centro de todos tal como si se tratase de la piedra angular.

Tabla 1. Matriz universal 9 x 9 (V – H, D1 – D2).

(V) =  4 + 10 + 16 + 10 + 25 + 40 + 16 + 40 + 64   =   225
(H) =  16 + 20 + 24 + 20 + 25 + 30 + 24 + 30 + 36 =   225

(D1) = 1 + 5 + 9 + 5 + 25 + 45 + 9 + 45 + 81           =   225
               (D2) =  9 + 15 + 21 + 15 + 25 + 35 + 21 + 35 + 49  =   225 (15 x 15)

También tuvimos la ocasión de exponer que en la tabla de multiplicar del número cinco, se encuentra reflejado el mismo valor que hemos obtenido en la matriz universal.

Tabla 1.2. Tabla del cinco.

Sumatorio en cruz de la tabla del cinco = 5 + 10 + 15 + 20 + 25 + 30 + 35 + 45 = 225

Después de haber hecho estas breves aclaraciones, ya sabemos que teniendo en cuenta todas las tablas de multiplicar, es en el factor común de una matriz esférica o circular donde parten los números que tienen relación con el número esférico o circular. Es ahora cuando podemos adentrarnos también en uno de los más grandes misterios que podemos encontrar en la sagrada Escritura, que tiene relación con el misterio del Nombre de Dios. Este misterio se resume en cuatro letras del lenguaje escrito de los hebreos, que se conoce como el Tetragrámaton.

  El Tetragrámaton (del griego: τετραγράμματον, tetragrámmaton) es un término que hace referencia a la palabra hebrea de cuatro letras (D.R.A.E). Transliterada se conoce también como YHWH o YHVH, que la Biblia hebrea emplea como nombre propio del Dios único. Las cuatro letras del vocablo, leídas de derecha a izquierda, son yód (י), he (ה), waw (ו) y he (ה‏). Si bien no hay consenso sobre la estructura y la etimología del nombre, la forma Yahweh o Yahveh está aceptada en la actualidad como la pronunciación original del Tetragrámaton (Wikipedia, 2004)  A menudo se pone el Tetragrámaton en relación con el Libro del Éxodo (3,14), que contiene la frase ĕhyeh (soy/seré etc.) ašer (lo que) ĕhyeh», frase en la que el verbo («existir, ser») aparece en primera persona y en la forma simple o qal, no en la causativa o hif’íl («hacer existir»), y por eso generalmente se traduce como «Yo Soy».

A continuación, expondremos en la parte superior de las tablas de multiplicar del cinco el Tetragrama, para poder relacionar el Nombre de Dios, que son estas letras del hebreo antiguo con sus correspondientes caracteres matemáticos. Como podremos comprobar, trataremos en este caso de transliterar estas cuatro letras al alfabeto matemático; un lenguaje que, al igual que la música, también es universal.

Representación 1. Tetragrámaton.

Representación 2. Caligrafía hebrea

Los siguientes sumatorios de este lenguaje alfanumérico que corresponden a las cuatro letras que componen el Tetragrámaton serán los siguientes:

Primera letra “Yód” = 20 + 25 + 40 = 85  (2 + 2 + 5 + 4 = 13)      (2254 + 4522 = 6776)

Segunda letra “He” = 5 + 10 + 15 + 30 + 45 + 35 = 140

Total, suma = Yód + He = 85 + 140 = 225

Total, suma invertida = 58 + 41 = 99

Tercera letra “Waw” = 10 + 30 + 45 = 85  (1 + 3 + 4 +5 = 13)      (1345 + 5431 = 6776)

Cuarta letra “He” = 5 + 10 + 15 + 30 + 45 + 35 = 140

Total, suma = Waw + He = 85 + 140 = 225

Total, suma invertida = 58 + 41 = 99

Como podemos comprobar en este caso, hemos transliterado las cuatro letras que componen el Tetragrámaton de una forma alfanumérica. Podemos descartar en este caso también que pueda ser una mera coincidencia que los valores que suman las letras hebreas      Yód + He, así como Waw + He coincidan con el mismo resultado del sumatorio en cruz de la matriz universal 225. Aunque lo más sorprendente y es lo que nos hace ver que estas conexiones van más allá de una mera casualidad numérica, es cuando comparamos los resultados simétricos entre los valores descompuestos y compuestos para las dos únicas letras hebreas que en este caso no se repiten, que son “Yód” (2 + 2 + 5 + 4 = 13) (2254 + 4522 = 6776), así como respectivamente la letra “Waw” (1 + 3 + 4 +5 = 13) (1345 + 5431 = 6776).

El significado de esta transliteración alfanumérica es evidente, pues tanto las dos primeras letras en hebreo del Tetragrámaton, así como las dos últimas, nos indican que el Nombre de Dios de una forma implícita está compuesto por dos cruces. Este suceso resulta ser paralelo cuando nos servimos como ejemplo de las matrices 3 x 3 posiciones, al tener en cuenta sus dos sumatorios en cruz, que en este caso corresponden en primer lugar con la vertical y horizontal (V, H = +), así como sus respectivas diagonales (D1, D2 = X). Por la singularidad del número esférico o circular (5), también podemos interpretar que el Nombre de Dios en las Sagradas Escrituras, nos indica que en el Nombre encontramos encriptado la geometría de la Santa Cruz, así como su representación equivalente, que como ya hemos demostrado en el apartado en el que hemos tratado el principio de unificación, también corresponde a la geometría de la esfera o circunferencia. La clave en cuestión de este misterio del Nombre de Dios al considerar ahora sus correspondientes representaciones equivalentes de la Santa Cruz y la Circunferencia es que este número representa el Corazón de todo este misterio, ya que es en la tabla del cinco donde encontramos encriptado de una forma alfanumérica el Nombre de Dios en su lengua original.  

Esto que acabamos de demostrar resulta ser algo verdaderamente importante, ya que hasta ahora cuando hemos observado la morfología del microcosmos o del macrocosmos, no hemos sabido reconocer que Dios se encuentra simbólicamente representado desde el átomo hasta los cuerpos celestes más colosales del universo que nuestros radiotelescopios pueden llegar a captar. Ahora ya sabemos algo más que hasta el momento se escapaba también a nuestra inteligencia, pues cuando contemplamos en la noche las estrellas, los planetas, el Sol, la Luna y nuestro mismo planeta que pisamos, todas estas dimensiones geométricas no solo nos están hablando de la existencia de Dios, sino incluso hasta de su propio Nombre.