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Los santos tontos o santos locos por (el bien de) Cristo son virtuosos religiosos (profetas, monjes, ermitaños, anacoretas) que practican una vida en imitación a Dios (imitatio Dei), se comportan y actúan al margen de las normas sociales y al margen de la Iglesia. Por ello, como la figura del trickster, es un personaje ambiguo, atrapado entre la sociedad y la Iglesia, y ambivalente, un hombre que » quiere lograr autotransformarse en divinidad (ser ángel) pareciendo ser una bestia. Cuestionan las identidades. Borran las diferencias de sexo (¿hombres o mujeres?) y las del logos (¿sabios o locos?) (Madness and Divinization in Early Christian Monasticism, Guy C. Stroumsa, incluido en «Self and Self-transformation in the History of Religions» David Dean)
MOTIVACIONES Y EXPRESIONES PREVIAS
El frenesí religioso en el cristianismo primitivo manifestaba unos rasgos distintivos, que surgía sobre todo del Nuevo Testamento. El rechazo radical a los medios mundanos, la casi contraposición entre sabiduría divina que fue expresada por San Pablo: “Destruiré la sabiduría del sabio y no daré nada al entendimiento del prudente. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿No ha hecho Dios tonta la sabiduría de este mundo? Porque la tontería de Dios es más sabia que el hombre, y la debilidad de Dios es más fuerte que el hombre” (I Corintios I: 19-26) Y también: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios“. (1 Corintios 1:18) “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación“. (1 Corintios 1:21)La nueva escala de valores de San Pablo es que la sabiduría a los ojos del hombre se ha convertido en tontería porque la sabiduría de Dios se ha vuelto locura para el hombre “Somos tontos en el bien de Cristo, pero vosotros sois sabios en Cristo. Vosotros en el honor, nosotros en el oprobio” (I Corintios 4:10) Uno debería quizás darse cuenta que el éxtasis aquí es simplemente locura“.
En la última antigüedad, los ascetas cristianos conocieron bien las poderosas palabras de San Pablo en su corazón. Metafóricamente ellos reforzarían primero la demanda de humildad: nadie debería clamar su propia sabiduría. En palabras de San Agustín “si te llamas a ti mismo sabio, te conviertes en tonto; llámate tonto y te conviertes en sabio” Las palabras de San Pablo podrían justificar una oposición radical de los medios del mundo, como en la Norma de Basilio de Cesarea: “¿Cómo puede uno convertirse en tonto para el mundo? Además estas palabras podrían percibirse como una inducción a tal conducta. Aunque el pasaje de San Pablo sobre la sabiduría divina que parece tontería o locura a los extraños no es por sí sólo suficiente para explicar la conducta espantosa de los salos (locos, idiotas santos).
Antiguo Testamento: el Profeta Isaías anduvo desnudo y descalzo aproximadamente tres años prediciendo un próximo cautiverio en Egipto Isaías 20:2,3; el profeta Ezequiel está ante una piedra, que simbolizaba Jerusalén asediado, y comió pan horneado con excrementos (Ezequiel 4); Oseas se casó con una prostituta para simbolizar la infidelidad de Israel ante Dios (Oseas 3). Los profetas no fueron considerados como tontos, cuando ellos hicieron acciones aisladas para llamar la atención de la gente y despertar su arrepentimiento. Todas estas acciones fueron según se relatan inspiradas por Dios y correspondían a Su voluntad como servicios de profeta.
Nuevo testamento: Según ideas cristianas, «la tontería» incluyó el rechazo consecuente del propio cuidado mundano y la imitación a Cristo, que soportó burlas y humillación de la muchedumbre. Por eso, el sentido espiritual «de la tontería» de los años tempranos del cristianismo estaba cerca de la no aceptación de reglas sociales comunes de hipocresía, brutalidad, sed de poder, ganancias y honores.
Por las palabras de San Antonio el Grande o Antonio Abad (251-356), fundador del movimiento eremítico: «aquí viene el tiempo, cuando la gente se comportará como locos, y si ellos ven a alguien que no se comporta así, ellos se rebelarán contra él y dirán: «usted es loco», – porque él no se parece a ellos.»
Los anacoretas cristianos cuando optan por la retirada al desierto, no sólo rompen los lazos que les unían con su familia, con su aldea o ciudad, sino también con la organización eclesiástica imperante, optan por una búsqueda directa de Dios, sin intermediarios de ningún tipo, Iglesia incluida. La recomendación evangélica «si quieres ser perfecto, vende cuanto tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y ven y sígueme» tomaron éste como el precepto supremo y la base de la auténtica concepción cristiana.
Pero de todas las fuentes se deduce claramente que el fenómeno alcanzó un carácter masivo, y que los monjes anacoretas se podían contar por miles en el siglo IV.
El anacoretismo se convirtió en una forma de rebelión y de protesta social y religiosa y el ejemplo se trasplantó a otros muchos lugares del Imperio Pero nunca fue un movimiento organizado Era el tiempo del individualismo, de la protesta individual, que no aspiraba a transformar ni a crear algo nuevo que reemplazase aquello de lo que se huía. Representó la concepción del cristianismo como salvación del individuo El anacoreta lucha solo y los enemigos que tiene que vencer son enemigos personales, el cuerpo y su expresión más cuajada, la sexualidad, y el demonio.
LOCOS, IDIOTAS Y EXTRAVAGANTES.
A partir del siglo III surge una compleja tradición de excentricidad religiosa y liderazgo carismático en las primeras comunidades del cristianismo primitivo, del medio Egipto, Palestina y Siria. Los monjes, y más particularmente los anacoretas, gozaban de una gran libertad para organizar su vida. En general, vivían libres sin reglamento de vida, ni superior. Cada solitario consultaba sus fuerzas y, siguiendo el carisma que le dictaba la conciencia, se comportaba como le parecía, surgiendo pintorescos y variados ejemplos. A fines del siglo III los ascetas empezaron a retirarse al desierto, practicaron austeridades que conducían a la más alta mortificación.
En las provincias orientales del Imperio Bizantino, eran comunes prácticas ascéticas que empujaban al creyente a llevar una vida radicalmente diferente de la que se suponía norma. El alejamiento de la sociedad como actividad religiosa para pasar a un estado de armonía con la divinidad, fue una constante en el ámbito geográfico de Oriente Próximo. La Historia religiosa de Teodoreto, escrita hacia el año 444 y la De mendanda vita monástica de Eustaquio de Tesalónica (s.XII) o Juan Mosco en su obra «El Prado»(550-619)se enumeran y describen los excéntricos ejercicios particulares de ascesis monástica, tendencias todas que reflejan comportamientos anómalos.
– Los stáois o estacionarios monjes que se condenaban a la statio o inmovilización absoluta. Se imponían como regla estar siempre de pie, sin hablar ni alzar los ojos, sin extenderse para dormir.
– Los dendrítai, dendritas. Eran anacoretas que vivían en los árboles. Construían sobre las ramas una especie de cabaña y allí pasaban su vida.
– Los akemetoi, acemetas «los que no duermen». Los sirios les llamaban chahore o los que vigilan.
– los reclusos o recluidos voluntarios. Eran ascetas que, para evitar el mundanal ruido, se encerraban en celdas estrechas, donde no hablaban más que con Dios.
– Los hipetros, o monjes viviendo a la intemperie. Dos grupos: los que se encerraban en recintos no cubiertos, hechos de piedra sin argamasa, en donde el sol les tostaba en verano y el hielo les torturaba en invierno y los que, despreciando el más modesto recinto, se exponían, inmóviles, a la curiosidad general, de tal manera que la gente podía verles y palparles.
– los stelítai, estilitas, del griego stylos (columna), que para evitar el vagabundeo, vivían sobre columnas, en una inmovilidad casi absoluta durante largas temporadas e incluso toda la vida, sin bajar para nada, que requiere bastante locura y un grado alto de apatheia (abandono de las pasiones). El estilita San Simeón el Grande (390-422) alcanzó gran fama y era motivo de peregrinaje y devoción.
(Luis Buñuel filmó en su inspiración «Simón del desierto»)
– Los boskoí o monjes-pastores ascetas de costumbres salvajes. Vivían a la intemperie, en la campaña, caminando a cuatro patas como los animales y alimentándose de hierbas que pacían a la manera de las ovejas.
– Los vagabundos. Eran monjes que, abusando de la virtud de los otros, vagaban de pueblo en pueblo, de casa en casa, perturbando la paz de la Iglesia y del Estado. Así manifestaban su condición de extranjeros y advenedizos en este mundo. Sustrayéndose a toda disciplina, se imponían a la más rigurosa ociosidad. “Por su conducta no son monjes”.
– Además estaban: los monjes que no se cortaban los cabellos, que dormían sobre el duro suelo (jamaieynai), los descalzos, los desnudos (gymnetai), los cubiertos de barro (rypontes), los que no se lavaban (aniptoi), que no se lavaban los pies (aniptópodes), los silenciosos, los habitantes de grutas (stelítotai), los que llevaban cadenas (sideróforoi), los peregrinos, los sepultados bajo tierra (jostoi)y como advierte Eustacio, aquellos que de «mil modos diversos renunciaron al mundo».
LOS SALOS.
Los más desconcertantes anacoretas fueron los dementes, dementes por Cristo, saloi, necios o tontos por el amor de Cristo. Estos, para practicar la humildad y el desprecio de sí mismos, vagabundeaban de día por los pueblos, haciéndose pasar por débiles mentales o poseídos del demonio. La noche la consagraban a la oración solitaria e intensa.
El término salos es tardío y bastante raro y aparece casi sólo en la literatura monástica.Por algún tiempo se creyó que provenía del sirio sakla, estúpido.
El origen del término probablemente es popular. Solía usarse como imbécil, tonto, simple.
Primeros santos idiotas.
El caso más temprano de tonto en Cristo, proviene del s. IV del monacato egipcio. Apopthtegmata Patrum nos cuenta que el Padre Ammonas estuvo catorce años en el desierto de Scete buscando constantemente a través del rezo para dominar la cólera y conseguir deshacerse de su propia voluntad y pensamientos, en el bien de Dios. Cuando la gente le preguntaba para arbitrar entre ellos, el hacía el tonto. Una mujer dijo a otra “éste monje está loco”, a lo que él contestó “¿cuánto tiempo he sufrido en el desierto para adquirir esta locura, y por ti debería perderla hoy? Este ejemplo muestra al monje como un loco para no ser molestado por ninguna responsabilidad social. Esto lo hace así para concentrarse en conseguir el dominio de sus pasiones, aphateia, el ideal del sabio estoico.
El otro caso del siglo IV es de una monja anónima de Tabennesis, Egipto, recogida en Historia Lausiaca de Paladio. Lejos de estar loca, esta monja, disimulaba locura y el demonio. Inconsciente de su estado real de salud, las otras monjas la llamaron salé, nombre referido a los que están mentalmente enfermos. Como ninguna de las 400 monjas comía con ella, nunca se la vio comer en su vida y se le asignaron todo tipo de tareas serviles, en particular la cocina, siendo la “esponja del monasterio”. Paladio añade así que ella estaba concluyendo el dicho del apóstol “si alguien quiere ser sabio entre nosotros, déjenle volverse loco en este mundo, para ser sabio” Piterum, un anacoreta de Porfirita escuchó a un ángel sobre la mujer santa y fue a verla. Ella salió un rato de la cocina con sus trapos. Él le pidió que le bendijera, las monjas exclamaron que era una salé.”Sois vosotras las locas” dijo el santo. “Ella es nuestra amma (madre espiritual) tanto mía como vuestra” Las monjas le pidieron que las perdonara por sus insultos y mal comportamiento en el pasado, y después de unos días, ella desapareció para siempre, incapaz de soportar la estima y el honor.
Aunque éste es el único caso de mujer en el cristianismo nos dice que el salos puede ser tanto hombre como mujer, que la existencia de los salos enfatiza el hecho de que los verdaderos tontos son aquellos que lo desprecian, que este comportamiento puede ocurrir entre una comunidad monástica y puede reflejar la actitud de una vida: la revelación de la identidad de su secreto puede literalmente matar al santo, que no puede sobrevivir al reconocimiento público de su santidad. En un sentido pues, pero sólo en un sentido, los salos son la oposición exacta de aquel santo estilita Simeón de la antigua Siria, que proclama constantemente su vida en la cima de un pilar, cada vez más alto, su santidad y sus poderes, como un virtuoso carismático.
Historia Eclesiástica de Evragio Póntico (s. VI) describe dos tipos de vida monacales en Palestina. Algunos monjes viven como en manadas sin tener ningunos eslabones terrenales en absoluto, incluso sus ropas no les pertenecían y pasaban e uno a otro monje; comen juntos pero sólo lo justo para sobrevivir, ayunando durante largos periodos que parecían esqueletos en movimiento. Otros monjes, seguían el camino opuesto, viviendo solos en sus pequeñas cuevas.
Un tercer tipo de monje, tanto hombres como mujeres, “inventaron un tipo de vida (politeia) que va más allá en términos de coraje y resistencia“. Vagaban por el desierto casi desnudos, ocultando sólo sus genitales, tanto en verano como en invierno. Se convirtieron en compañeros de las bestias y se les llamaba boskoi, comedores de hierba. Ello comían sólo lo que encontraban en el desierto, eventualmente eran como animales, perdiendo la forma y los sentimientos humanos, huyendo siempre que alguien tratara de acercarse a ellos.
Para el más pequeño pero más impresionante grupo de monjes, los salos,añade Evragio,eran los que habían alcanzado la impasibiliidad, apatheia, volvían al mundo pretendiendo ser locos (paraphorous) Se comportaban sin vergüenza, comían lo que encontraban, incluso entraban desnudos a los baños de las mujeres y estaban entre ellas, habiendo dominado sus pasiones y sin ninguna excitación sexual. Evragio explica esta perplejidad de falta de normal sexualidad al añadir que ellos son hombres entre hombres y mujeres entre mujeres, ya que ellos desean participar en la naturaleza de los dos sexos. En pocas palabra, esta excelente y teofórica politeia tiene sus propias leyes que va en contra de aquellos de la naturaleza. Estos atletas sin cuerpo, como eran, llevan una doble vida, ya que ellos también traen remedios a los cuerpos de aquellos que viven en la carne.
La búsqueda subliminal entre los monjes de la androginia, esto es por lo que Evragio llama carácter teoforico a esta conducta, una conducta que implica cruzar los límites entre la naturaleza humana y divina. Habiendo completamente dominado sus pasiones y venciendo su género, estos monjes se han convertido de hecho en ángeles, no en bestias. Ahora hay criaturas divinas que han vuelto al Adán andrógino antes de la caída.
La vida del Padre Daniel de Scete, texto del s.V ofrece otro ejemplo de salos – Marco el Locoque vivió en Alejandría,sobrevivió robando en el mercado que repartía entre otros saloi, conocido por sus extravagancias. Cuando es descrito como un loco, Daniel les responde “Eres tú el loco (saloi)”el santo enmascara como salos funciones que revelan una locura común, y el carácter inhumano de la vida común.
Conocemos otros ejemplos de saloi en los ss. VI y principios del VII. Juan de Amida (Diarbékyr), payaso. Prisco Vitalio, un pobre extranjero, está rodeado por el fuego y es feliz en la ciudad donde vive precisamente porque la gente deja en paz a los que consideran locos. Otro salos, Vitalios vive en el convento de Abba Seridon, cerca de Gaza. Otro ejemplo de un salos en Alejandría lo encontramos en “El Prado espiritual” de Juan Mosco (s. VII).
SIMEÓN DE EMESA (522-590)
La obra de Leontio, obispo de Neapolis “Vida de Simeón el Loco”,escrita en el siglo VII, convierte a Simeón en el más famoso tonto por Cristo. Simeón de Emes(hoy Homs)vivió en Siria y Palestina.
Excéntrico, desaliñado, jovial, brutal, provocador, irrita, divierte, atrae la admiración o los golpes. Simeón hacía el loco en el ágora, pero ante sus amigos cercanos no actuaba, Acentuando la sima entre sus actitudes privadas y públicas, Simeón solía permanecer casi siempre solo, nadie sabía cómo rezaba o qué comía. Es el último actor, un santo secreto que, en una radical transformación cristiana del teatro grecorromano, interpreta al villano. Los cristianos desconfiaban de él y les desagradaba la escena; pero en este nuevo modo de tragicomedia, Simeón lleva el teatro a la calle. Su nombre se vincula a escándalos sexuales. Una vez, una sirvienta embarazada lo acusa de ser el padre. Otra historia cuenta que Simeón estuvo en una cabina de un prostíbulo durante un buen rato. Pero las sospechas y acusaciones sobre su conducta inconformista eran infundadas, ya que nunca rompió las normas éticas o religiosas.
Llevó primero una vida de prácticas ascéticas como monje cenóbico y después como anacoreta en el desierto, un completo vagabundo que comen lo que encuentran, un comedor de hierba o boskoi.Veintinueve años de esta experiencia, alcanzó la apatehia, la impasibilidad o insensibilidad a las pasiones, y poder hacerse el idiota en Emesa.
“Me marcho en el poder de Cristo, me burlaré del mundo” Esta frase ofrece la clave para el comportamiento posterior de Simeón como salos. el remordimiento es una de las mayores virtudes cultivadas en Bizancio y la vida monástica del este era un continuo arrepentimiento de una naturaleza pecadora. En este contexto cultural, la risa era un arma de choque, el porte de un carácter demoníaco. Sorprendentemente, Simeón decide usar precisamente tales medios para afrontar la amenaza de Satán: entra al mundo, en guardia, bajo el disfraz de la risa, burlándose del mundo y del diablo, que no lo reconoce como amargo enemigo bajo el disfraz de un loco riendo. La risa ridiculiza al enemigo, transformándole en una reserva risueña, eventualmente, desarmándolo.
Como santo es un excéntrico que hace lo que sea para atraer la atención tanto en la calle como sobre un pilar, como un ateo loco, se comporta mal en las iglesias, dejándose acusar de ser un violador, comiendo carne en fechas prohibidas, camina desnudo, evacúa en público. Hay relatados dos diferencies aspectos en la conducta de Simeón como un salos. Por un lado aparece totalmente carente de decencia humana, como cuando aparece con total descaro corporal. Por otro lado el parece bastante fuera de su mente y todos, incluso niños, le llaman loco o idiota. Su contestación normal a esto era “Sois vosotros los idiotas”
El objetivo de Simeón con todas estas acciones es doble, por un lado salvar almas, con actos extraños y palabras perplejas, y por otro, espera, a través de la máscara de salos, salvar su propia alma. Para eso debe mantenerse anónimo, pasar de incógnito o mantener su virtud oculta, para evitar corromperse por el respeto y el honor. Esta actitud de los salos refleja una especie de anacoresis o separación del mundo.
En la idiotez de Simeón, el cambio de conocimiento a salos es sólo una autotransformación funcional. La forma ascética ha tenido éxito poniéndose la máscara antinómica de pecador y estúpido sin abandonar su personalidad real, no por una santidad ascética, De hecho esta estupidez es sólo en público. “Por otra parte el se comportaba así ante la gente” dice el texto en una clara imitativo Christi. Con su amigo Juan él retiene su conducta ascética, ayunando y rezando intensamente. Para sus rezos y prácticas acéticas, normalmente se retira a un sitio apartado, que nadie excepto Juan conoce.
CARACTERÍSTICAS DEL SANTO LOCO.
Los santos locos vienen a la ciudad a provocar con su locura una especie de contra cultura. En este sentido, conservan el carácter crítico del primer movimiento monástico cristiano (el monaquismo del Desierto). Los santos locos moderan el extremismo ascético pero radicalizan sus teatralidades espirituales quedando atrapados o sujetos a una percepción ambigua en la sociedad y en la Iglesia.
Elena Volkova nos dice que El Santo Tonto tiene un común denominador que debe ser la voluntaria renuncia a la razón, a la cordura, en su sentido mundano. Tienen la apariencia y el comportamiento del provocador. Provoca a las personas a reírse de él, que se indignan, y le arrojan piedras, insultan, etc. De esta manera se convierte en el objeto de la persecución y el ostracismo, como fue el mismo Cristo. Hacerse pasar por loco es un suplicio que serviría para expiar culpas y demostrar ante Dios la capacidad de entrega.
– El Loco se pone una máscara de locura, y deja el mundo de la razón a los seres humanos. Por ello se encuentra en el exterior, es un outsider, está en el borde de la sociedad humana y, así, queda libre de todas las normas, obligaciones y sabiduría del mundo. En la máscara de la locura, el Santo Loco logra su independencia de un mundo atrapado en el mal y, vestido en la locura, le dice la verdad a la cara al mundo. La máscara de la locura por lo tanto trae la independencia de los males del mundo y es un vehículo de la verdad.
– Eran los únicos dramaturgos y actores entre los santos cristianos, la presentación de un actor de teatro. Buscan la reacción en los otros, en su «público» en aquellos ante los que se representa el papel de loco. En formas extravagantes, ridículas e incluso agresivas del loco. Obra sabiéndose observado y convertido en centro de atención gracias a sus extrañas actitudes.
– Aquí nos encontramos con la típica ambigüedad en el carácter del tonto: él parece ser el poseído por el demonio y, al mismo tiempo el que lucha contra él. El santo tonto muestra en sí mismo el control total del cuerpo: él es capaz de mantenerse cercano al pecado, pero sin sucumbir, esta forma de monacato es un comportamiento paradójico que impulsa al asceta en muchos momentos a acercarse al pecado para alejarlo, de hecho fue prohibido por la Iglesia en el s.VII.
El santo loco asceta representa la negación del mundo y la imitación de Cristo. Creen que tener la fe es amar el deshonor, la gloria mundana.
– El salos (loco o tonto por Cristo) es en realidad un asceta que se hace pasar por demente ocultando que el verdadero hecho que lo empuja a actuar de tal forma es la devoción.
– Se empeñan en eliminar toda sospecha de santidad que puedan sospechar los observadores para los que el santo actúa. Actúa de modo artificial en su vida normal, como si interpretara un papel.
– Utiliza la locura como «camuflaje» para rechazar el pecado del orgullo.
– La ausencia de determinadas «pasiones» humanas (apatheia) en el salós, explica también determinados comportamientos alejados de toda convención social, sin sentir vergüenza o asco.
– Causan rechazo en los demás: son insultados o golpeados y ellos lo aceptan como
una forma más de penitencia.
SANTOS LOCOS Y CÍNICOS.
Los monjes locos son reconocidos por su humor ácido y su crítica rebelde y radical, y seguidores fieles de la naturaleza, que se mofan de las penas y preocupaciones ajenas con total desvergüenza, liberados de toda sujeción institucional, que predican la autosuficiencia, la austeridad extrema y la extravagancia para alcanzar la tranquilidad de ánimo y la vida feliz. Los cínicos son «perros» (kúon), símbolos para los griegos de una vida expresiva propia y soberana y de la risa sabia ante los vaivenes de la fortuna. (Utopías de sabiduría y santa locura : Ensayo sobre la mística cristiana de raíz bizantina primitiva* Jorge Osorio Vargas).
Se ha comparado a los santos locos con el cinismo griego, cuyo origen está en Diógenes de Sínope o Diógenes el Cínico(412-323 a.C). Vivió como un vagabundo forastero en las calles de Atenas, convirtiendo la pobreza extrema en una virtud.
La idea cínica de autosuficiencia: una vida natural e independiente a los lujos de la sociedad. Según él la virtud es el soberano bien. La ciencia, los honores y las riquezas son falsos bienes que hay que despreciar. El principio de su filosofía consiste en denunciar por todas partes lo convencional y oponer a ello su naturaleza. El sabio debe tender a liberarse de sus deseos y reducir al máximo sus necesidades.
El cínico es el hombre auténtico y que rechaza la ética impuesta, valorando lo «esencial» y rechazando los usos comunes como sospechosos de una mala manera de vivir. Por ello, construyen sus vidas fuera de las normas , son anormales (e-normes) y alitúrgicos. Ellos elaboran su propia escenografía de vida para hacer visible la verdad, que se manifiesta principalmente en el cuerpo, lo que se vincularía con la tradición ascética cristiana monástica que ha colocado el cuerpo en el centro de su fábula mística.
Ambos son actos de enfrentamiento y rechazo profundo a lo establecido. La pobreza buscada, o al menos no rechazada, es una de las marcadas similitudes. El loco era austero por voluntad propia y por devoción a Dios. Diógenes vivía como mendigo. Sin embargo cuando se presentaba la ocasión comían como leones, La santa locura es un pensamiento de choque, esto es que se produce contra las acciones de los demás y parece buscar una reacción en aquel que observa al loco. El cínico hace lo que predica y con sus palabras y sus obras denuncia la falsedad del mundo que le rodea.
El santo rechaza todo bien material en imitación a Cristo y a lo que éste hizo, Diógenes critica desde su raíz el dinero y el lujo que considera engaños de la sociedad que le rodeaba, desprecio o inconformismo hacia el dinero. Desprecian todo bien por considerarlo algo material que sólo puede satisfacer al cuerpo en el pecado, o por considerar lo material como que esclaviza al hombre.
La denostación era un arte que manejaban a la perfección.
La impasibilidad y la no atención a las convenciones sociales: para los saloí, el control de cuerpo les motivaba a realizar cosas que aparentemente resultaban pecaminosas a los demás, la actitud general de Diógenes viene dada más bien por estar más allá de todo aquello que él consideraba falso y antinatural.
Realmente el cínico es un asceta a su modo. Como consecuencia de una forma de pensar y entender el mundo, Diógenes decide llevar a cabo lo que su razón le dice. Su ascesis particular consiste en ejercitar la virtud mediante la filosofía y a la vez en ir despojándose de aquello que entiende superfluo.
Dos tendencias diferentes pero con algunos rasgos paralelos. De hecho no se puede denominar escuela filosófica, al cinismo que era más bien la antiescuela, y por ello no paraba de meterse con las enseñanzas de Platón. La locura por causa de Cristo tiene igualmente poco de costumbre monacal oficial, sino que se produce de modo esporádico en otras ciudades a imitación de Simeón. Debió haber un gran número de seguidores de estas “doctrinas” anónimos que repetían las anécdotas de sus inspiradores.
LOS YURODIVI.
Con la pérdida de Egipto, Siria y Palestina, tras las invasiones islámicas en el siglo VII, el ascetismo perdió en Bizancio su frescura e ímpetu. No apareció otro Simeón salos, solo hombres píos que se comportaban como locos por cortos periodos y x razones especiales. Basilio el joven s X en Constantinopla, loco a tiempo parcial; Simeón Eulabes, Cirilo de Fileas (m 1110) en ocasiones se hacia el loco. Además de esos anónimos casos de dudosa certeza.
San Sabas el joven (s.XIV) último salos bizantino. Asceta itinerante, iba desnudo, en silencio y haciéndose pasar por tonto. Su locura no era agresiva, fundamentalmente mímica, la gente pensaba que era estúpido más que loco; en vez de burlarse del mundo y los demonios, dejó al mundo y al demonio burlarse de él.
En el s.X, apareció «La vida y conducta de S. Andrés» de Nicéforo, otra de las más famosas vidas de saloíque la literatura Bizantina nos ha dado. En este caso, se trata de un personaje inventado en la que se emulan las hazañas de San Simeón de Émesa. Se da perfecta cuenta del escándalo que provoca y pide a Dios que perdone a los que como él, a su vez, había provocado para que le maltratasen.
San Andrés es el salós que más influye en la «santa locura rusa». Este fenómeno ascético emiga de BIzancio a Rusia y alcanza su máximo a partir del siglo XIV y hasta el XIX. La Iglesia rusa tiene una palabra especial para tales santos, yurodivi, ascetas ortodoxos, (tontos santos o tontos por Cristo).El yurodivi, que significa algo entre loco y mostrenco, solían peregrinar de pueblo en pueblo imitando la realidad del poderoso y parodiándola con conclusiones absurdas. A menudo intentan sobresaltar, comportamiento de choque poco convencional para desafiar normas aceptadas, entregar profecías o enmascarar su piedad.
Ana Volkova señala que el gran descubrimiento de las primeras generaciones cristianas en Rusia: la kenotic en Cristo de los santos de Rusia». La región oriental de la Iglesia hablan de seguir (no imitar) a Cristo. Así como Cristo se humilló, el Santo Loco se humilla jugando el papel de un loco, como animal repugnante criatura. » Isaak, el primer santo tonto de Rusia, tomó sobre sí la locura de un simulacro salos griego, y «no querer la gloria empezó a hacer tonterías y de molestar, ahora el abad, ya los hermanos.» . El Santo asceta Loco representa la negación del mundo y kenosis. » Él cree que «quien tiene la fe ama deshonra», porque «Si la gloria de este mundo estaban cerca de la gloria del cielo, los hijos de este mundo no habrían crucificado al Señor de la Gloria, ¿qué esclavo se atreve a habitar en la casa donde su Señor no fue reconocido?
Una humillación casi siempre voluntaria, a veces enfermiza (entre los «yurodivi» ha habido, sin duda, verdaderos enfermos), de la razón natural, la muerte radical a la sabiduría humana, tal es la característica esencial de la «locura por Cristo». El objeto de dicha locura es la humillación, tratándose de una locura simulada por razones ascéticas, o, sencillamente, la consecuencia de ser auténticos «pobres de espíritu». En ambos casos, el resultado es idéntico: la aspiración de una sabiduría nueva, sobrenatural, de una «sabiduría de corazón» que se manifiesta por la paz del alma, el amor de los enemigos, el don de la oración ferviente y, a veces, por un conocimiento profético del porvenir o de los pensamientos secretos del hombre.
Los famosos «locos» del siglo XVI, cuyo profetismo político y social les asemejaba a los profetas del antiguo testamento, se servían de la «locura» para fustigar el «buen sentido» y la moral farisaica de los «justos», y se atrevían a humillar al Zar, a los ricos y los poderosos. San Basilio el «yurodivi» (en cuya memoria está edificada –en su tiempo– la más famosa catedral de Moscú), proclamando la paradoja cristiana del amor de Dios para los pecadores, besaba los muros de las casas impías. Otros subrayaban su «amistad» con las mujeres de mala nota, y, al contrario, públicamente insultaban a los celadores de la moral y a los representantes de la fuerza pública. San Basilio «se hace el loco» para denunciar en nombre de Cristo la crueldad inhumana de la autocracia zarista, frente a la cual la Iglesia oficial, cada vez más esclerotizada en un conformismo oficial y ritual, guarda silencio.
Para el pueblo ruso, los «locos por Cristo» han sido siempre (y son hasta hoy día) la imagen viva de aquellos pequeños, de aquellos «pobres de espíritu» de aquellos «niños», a quienes están revelados los misterios del reino de Dios. Son portadores de la sabiduría sobrenatural, que aparece solamente después de haber humillado lo que se llama la «razón natural». La «locura de la Cruz» predicada por San Pablo, la sabiduría misteriosa y oculta en Dios, es eso lo que venera el cristiano ruso en sus «locos por Cristo», acordándose de que «antes eligió Dios la necedad del mundo para confundir a los sabios…» (I Cor I, 27-29).
El tonto sabio en Rusia era la única figura de la cultura cristiana a la que se le permitía crear imágenes, interpretar papeles, hacer burlas. Era la única permitida para usar el poder de su imaginación, por eso el Santo Tonto ha sido comparado al actor e incluso es visto como prototipo del artista.
En la literatura rusa se encuentra en páginas de Pushkin y Dostoievski, Andrés Biely y Mijail Zoshchenko. En todas ellas el “loco santo” es portador de una verdad.